En un evento sin precedentes en la política de Estados Unidos, Donald Trump ha logrado regresar a la presidencia tras vencer a Kamala Harris en una elección muy disputada, marcando la primera vez en más de un siglo que un expresidente pierde una reelección y luego retoma el poder. Con una arremetida en estados clave como Arizona, Georgia, Carolina del Norte y Nevada, Trump superó los 270 votos del Colegio Electoral necesarios, consolidándose nuevamente como presidente para el periodo 2025-2029.
La carrera política de Trump, desde su victoria en 2016, su derrota en 2020, y ahora su regreso, refleja un ascenso poco convencional. Su victoria de 2016 fue impulsada por una narrativa de «América Primero» y un enfoque nacionalista que resonó en gran parte de la población estadounidense. A pesar de haber perdido la reelección en 2020 ante Joe Biden, Trump se mantuvo en el ojo público, avivando su base con acusaciones de fraude electoral y continuando con su retórica anti-establishment.
Prioridades y desafíos en su nuevo mandato
Trump ha prometido reforzar su política de seguridad fronteriza y endurecer las medidas contra la inmigración ilegal, proponiendo lo que califica como “la mayor operación de deportación en la historia de Estados Unidos”. En términos económicos, su enfoque sigue siendo el mismo: reducción de impuestos, desregulación y protección de las industrias nacionales, especialmente en los sectores de manufactura y energía fósil.
Sin embargo, el regreso de Trump no viene sin problemas. Su figura continúa siendo objeto de investigaciones y demandas judiciales en diversos frentes. En Nueva York, enfrenta un juicio por presunto fraude en la valoración de sus activos, mientras que a nivel federal, los cargos por su presunto papel en los esfuerzos para revertir las elecciones de 2020 y su posible manejo indebido de documentos clasificados siguen siendo puntos álgidos que amenazan con complicar su administración.
Un enfoque impredecible en la política exterior
En cuanto a política exterior, Trump ha prometido limitar la intervención de Estados Unidos en conflictos internacionales, priorizando acuerdos que favorezcan los intereses económicos estadounidenses. Además, ha mantenido una postura firme contra China y promete tomar medidas para fortalecer la influencia de EE. UU. en su competencia con Pekín. En cuanto a Venezuela, los analistas predicen una posible vuelta a la «presión máxima» sobre el régimen de Nicolás Maduro, aunque, como advierten algunos expertos, la imprevisibilidad de Trump podría llevar a cambios repentinos en esta estrategia.
Para América Latina, la reelección de Trump podría suponer una reorientación de las políticas de cooperación. Analistas como Fabio Andrade consideran que Colombia podría enfrentar un endurecimiento de las condiciones para recibir ayuda, incluyendo presiones para retomar la fumigación de cultivos ilícitos.
La era Trump: polarización y legado
La vuelta de Donald Trump a la presidencia trae consigo un mensaje claro: una nación dividida entre quienes ven en él una defensa de los valores tradicionales y aquellos que lo consideran un símbolo de polarización. Su política de “América Primero” y su rechazo a las estructuras tradicionales han transformado la política estadounidense, y, con su segundo mandato, el legado de Trump está destinado a dejar una marca profunda y controversial en la historia de EE. UU.