Después de ocho meses de interinidad en el cargo de director, la Corporación Autónoma Regional de la Orinoquia (Corporinoquia) continúa sumida en la incertidumbre administrativa. La falta de una dirección estable ha generado un vacío en la gestión de esta entidad clave para la protección del medio ambiente en la región.
La situación se complicó aún más tras la renuncia de la exdirectora Doris Bernal, quien no pudo asumir el cargo debido a una determinación del Consejo de Estado. Esta decisión no ha contribuido a resolver la crisis; por el contrario, la situación en Corporinoquia parece empeorar día a día.
Actualmente, la Corporación se ha convertido en una entidad que opera con escasa visibilidad y eficacia. La labor administrativa parece limitada a la tramitación de licencias que se conceden bajo presiones o factores externos que afectan la imparcialidad de los funcionarios responsables. En los últimos años, Corporinoquia ha sido un referente negativo para la región desde Yopal, destacándose por su ineficiencia y falta de transparencia.