Por: Aurelio Suárez
En matemática simple, Lizcano gasta 81,2 millones de pesos diarios en eventos y cuñas de sí mismo.
Inspirado en la certeza de que “plata es lo que hay”, Lizcano se ha gastado 29.660 millones de pesos en autobombo. Una bicoca para el morrocotudo patrimonio de 1,3 billones de pesos del Fondo Único de Tecnologías de la información y las Comunicaciones (Futic), que viene de las compensaciones que hacen los proveedores de redes y servicios de telecomunicaciones por el uso del espectro radioeléctrico.
Los fondos de Futic van, entre otros, para la estatal RTVC, los canales regionales de TV, el programa Computadores para Educar y pedagogía digital, como lo dispuso la Ley 1978 de 2019 (art. 34), que lo creó. No existe destinación posible para el gigantesco derroche en miles de pautas y mensajes institucionales con la voz, la imagen o el video de Mauricio Lizcano, ministro TIC, aunque quiera pasar de contrabando como conspicuo instructor.
Esa voz y esas imágenes ministeriales recurrentes solo pueden explicarse como obligatorias a los operadores logísticos ejecutores en los dos contratos interadministrativos, a dedo, del Futic con el Centro de Convenciones Plaza Mayor Medellín, de propiedad de esa alcaldía, el primero de los cuales se firmó en épocas del quinterismo, y en otros dos de prestación de servicios con Masin Eventos y Medios, adjudicados en sendas licitaciones.
La inclusión de Lizcano como directriz del contratante no es difícil de comprobar. Para la muestra está el audio en el que un tendero habla del curso en “habilidades digitales”, del que Lizcano, a viva voz, agrega que se lo darán a un millón de personas, o el video en un noticiero de TV, con la estrategia PotencIA Digital, que ensalza al ministro como su inventor y “responsable”, en evidente y típico autobombo politiquero
En todo lado y a toda hora se escucha, se ve y se lee al ministro en un “carrusel” en medios, hasta en algunos de los que Petro acusa de participar en el “golpe blando”, nacionales, regionales, alternativos y comunitarios. Lizcano fue protagonista en Yo, José Gabriel; patrocinó emisiones de El show de las estrellas, de Jorge Barón, y se promocionó en las trasmisiones de la Copa América, pese al elevado importe del horario triple A.
En matemática simple, Lizcano gasta 81,2 millones de pesos diarios en eventos y cuñas de sí mismo. Aunque una parte, como pasa con Plaza Mayor, termine en los intermediarios que se deben subcontratar para concretar la maniobra. Plaza Mayor dice que hace de todo, pero no ejecuta nada directamente.
No es legal lo que hace Lizcano. Fuera de que viola la mencionada Ley 1978, que, en ningún caso autoriza darle bombo al ministro, también quebranta de manera flagrante la 2345 de 2023, que “prohíbe todo gasto en la publicidad de naturaleza estatal, que tenga el objeto de autopromocionar, enaltecer o denigrar la imagen de funcionarios del Gobierno nacional o territorial…” (art. 6), como pasa en la radio cuando se oye la voz del ministro en off y un discurso mal editado. Más claro no canta un gallo.
Sin descartar que, por las numerosas obligaciones asignadas en convenios y contratos a los operadores, su función no sea proponer los planes, sino solo contratar según órdenes y medidas de MinTIC, en el papel de “lavandería”.
¿A la sazón, Lizcano decide y elige los medios para su propaganda o son los funcionarios del séptimo piso del edificio Murillo Toro, sede del ministerio? ¿Prima el severo mandato “el ministro dijo” o “el ministro pidió”, tradicional en las burocracias que rodean los despachos?
En 2024, el gasto va más desbocado que en 2023, tanto que se suscribió otro convenio a dedo por 3.934 millones de pesos con Plaza Mayor (de febrero a abril) y se adjudicó una nueva licitación por 11.447 millones de pesos, el 6 de junio de 2024, para operación logística, con el que Lizcano se valió para “botar la casa por la ventana” en la Cumbre Ministerial Latinoamericana y del Caribe sobre Inteligencia Artificial.
Allí Petro profirió toda clase de ocurrencias esotéricas y Lizcano resaltó la participación de nueve ministros y 22 viceministros, incluido Estados Unidos y la Ocde, alineado con el “colonialismo digital”. ¿Cuánto costó? ¿Agotó el contrato vigente y se acudirá a otros –a dedo– para no paralizar la campaña?
Aprovecho esta columna como derecho de petición a MinTIC y a la Procuraduría para que se responda: ¿cuántas pautas lleva Lizcano en un año? ¿Cumple con el Plan de Austeridad del decreto 444 de 2023 y del 199 de 2024 sobre ahorro en publicidad estatal y cómo? ¿Hay comparativos en la inversión en medios con años anteriores a 2023, como en épocas de Abudinen? ¿Existe evidencia del reporte al Sistema de Administración de Mensajes Institucionales (Sami)? ¿Quién audita? Y una obligatoria: ¿Petro cierra los ojos ante semejante viveza?
Nota: Ver Secop, Contratos Futic 683-2024; 1291-2023; 785-2023 y 1342-2024.