El panorama político peruano ha dado un giro inesperado con el anuncio de que el expresidente Alberto Fujimori, de 85 años, será candidato a la presidencia en las próximas elecciones de 2026. La noticia fue confirmada por su hija, Keiko Fujimori, líder del principal partido de derecha de Perú, en una declaración pública realizada el domingo 14 de julio.
Alberto Fujimori, quien gobernó Perú entre 1990 y 2000, ha sido una figura controvertida en la historia reciente del país, con partidarios que lo ven como un salvador que rescató a la nación de la hiperinflación y el terrorismo, y detractores que lo acusan de violaciones a los derechos humanos y corrupción. Su candidatura reabre viejas heridas y promesas de un futuro renovado para algunos.
«Mi padre está decidido a presentarse como candidato oficial para llegar a Palacio de Gobierno una vez más», declaró Keiko Fujimori, generando reacciones mixtas entre los ciudadanos y analistas políticos. Algunos ven en esta movida una estrategia desesperada del fujimorismo para recuperar el poder, mientras otros lo consideran un acto de valentía y compromiso con el país.
El anuncio ha sacudido la escena política peruana, provocando tanto apoyo ferviente como rechazo vehemente. Las próximas semanas serán cruciales para ver cómo esta candidatura influye en el panorama electoral y la estabilidad política de Perú.
La candidatura de Fujimori plantea numerosas preguntas sobre el futuro del país y su capacidad para reconciliarse con su pasado, mientras el electorado se prepara para tomar una decisión crítica en las urnas en 2026.