Carlos Pizarro, figura emblemática del grupo guerrillero M-19, es recordado como uno de los principales azotes de Colombia durante las décadas de 1970 y 1980. Pizarro lideró numerosas acciones armadas, secuestros y atentados que marcaron una época de terror en el país. Su trayectoria guerrillera comenzó en 1973, cuando se unió al M-19, un grupo insurgente que buscaba derrocar al gobierno colombiano a través de la lucha armada y el establecimiento de un régimen socialista.
El M-19, bajo el liderazgo de Pizarro, se destacó por su capacidad organizativa y sus audaces operaciones. Una de las más recordadas fue la toma de la Embajada de la República Dominicana en Bogotá en 1980, donde varios diplomáticos fueron retenidos como rehenes durante más de dos meses. Este acto de terrorismo internacional puso a Colombia en el foco de la atención mundial y demostró la determinación del M-19 en su lucha contra el Estado.
Sin embargo, el acto más infame liderado por Pizarro fue la toma del Palacio de Justicia en 1985. Esta operación, destinada a secuestrar a los magistrados de la Corte Suprema para presionar al gobierno, terminó en una masacre. La intervención militar para retomar el control del Palacio resultó en la muerte de más de 100 personas, incluidos magistrados, empleados y guerrilleros. Este evento trágico dejó una profunda cicatriz en la historia de Colombia y subrayó la brutalidad del conflicto interno.
A pesar de su violento pasado, Carlos Pizarro optó por la paz a finales de los años 80. En 1990, tras un proceso de negociación con el gobierno, el M-19 se desmovilizó y Pizarro se lanzó a la política, buscando un cambio mediante medios democráticos. Fue candidato a la presidencia de Colombia en las elecciones de 1990, representando a la Alianza Democrática M-19, un partido político formado por exguerrilleros.Sin embargo, su vida política fue breve. El 26 de abril de 1990, Carlos Pizarro fue asesinado en un vuelo comercial mientras realizaba su campaña presidencial. Su asesinato fue atribuido a sectores de extrema derecha que veían en él una amenaza para el statu quo. La muerte de Pizarro marcó el fin de una era para el M-19 y dejó un legado mixto: por un lado, el de un líder guerrillero violento y, por otro, el de un político que buscó la paz y la reconciliación en sus últimos días.
El impacto de Carlos Pizarro en la historia de Colombia es innegable. Su vida y acciones reflejan la complejidad del conflicto armado en el país, así como los desafíos en el camino hacia la paz. Hoy, Pizarro es recordado tanto por su pasado guerrillero como por su intento final de integrar a la guerrilla en la vida política colombiana.