A la Secretaría de la Comisión Segunda del Senado de la República, encargada de la defensa nacional y Fuerza Pública, llegan aterradoras denuncias de lo que sucede en varias localidades de la ciudad.
Monstruosidad, crueldad, atrocidad… son los adjetivos que descifran la forma de operar del Tren de Aragua, la banda criminal más grande y poderosa de Venezuela, que en los últimos años logró expandirse hacia Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y Chile.
Este grupo delincuencial, que nació con un sindicato de obreros que laboraban en la construcción de un proyecto ferroviario que uniría a los estados Aragua y Carabobo, el cual comenzó a cobrar dinero por la asignación de puestos de trabajo y extorsionaba a contratistas a cambio de seguridad, fue ampliando gradualmente sus actividades criminales y en 2013, con el encarcelamiento de Héctor Rustherford Guerrero, alias Niño Guerrero, principal cabecilla del grupo, en la prisión de Tocorón, el Tren de Aragua se alió con otras bandas criminales para expandir su control.
Su llegada a Colombia inició en 2018, por Norte de Santander, cuando quiso tomar el control de la frontera combatiendo a la guerrilla del ELN y, rápidamente, con la incursión de estructuras satélites, se expandió por otras ciudades y fue así como la barbarie llegó hasta Bogotá.
El centro de operación del Tren de Aragua se ubicó en Kennedy, al sur de la capital del país, especialmente en María Paz, El Amparo y Patio Bonito, pero sus tentáculos lograron permear otras localidades como Chapinero, Santa Fe, Ciudad Bolívar y Engativá, dejando un mar de sangre en su disputa con otras bandas delincuenciales como Los Camilo, Los Satanás y demás.
Denuncias que mes a mes llegan hasta el despacho de Diego González, secretario de la Comisión Segunda del Senado de la República, encargada de la defensa nacional y Fuerza Pública, que dan muestra del horror que se vive no solo en Kennedy, sino en otros puntos de la ciudad y que evidencian cómo es el actuar criminal de estos delincuentes que tienen atemorizados a los habitantes.
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Venta de estupefacientes, extorsión, tráfico sexual y licor adulterado son los principales negocios criminales del Tren de Aragua, y aunque se creyera que las principales víctimas de extorsión son los dueños de negocios, la realidad es totalmente diferente. Conductores de transporte público y bicitaxis, recicladores, trabajadoras sexuales, comerciantes de celulares y hasta meseros de bares y restaurantes o empleados de fruvers han sufrido el terror de este grupo criminal y sanguinario.
Así quedó evidenciado hace tan solo unas semanas, cuando se presentó un acto de sicariato en el barrio Jacqueline, en Kennedy. Un sicario se bajó de una motocicleta, desenfundó un arma y asesinó a un empleado de un fruver de 30 años de edad. El dueño del establecimiento comercial se había negado a pagar una extorsión, la cual, según información que reposa en la Comisión Segunda del Senado, provenía del Tren de Aragua. Este fruver ha recibido, por lo menos, cerca de tres ataques con armas de fuego en lo que va de 2023.
No es la primera vez que ocurre un asesinato atroz de estas características. Recientemente, integrantes del Tren de Aragua también asesinaron cruelmente a un mesero de un bar ubicado en la calle 38 Sur, quien –al parecer– tenía deudas pendientes con este grupo delincuencial. En esta calle, las extorsiones son el pan de cada día, pues ni las trabajadoras sexuales se salvan de “la vacuna”.
De otro lado, en los últimos días se han reportado algunos incendios en varias bodegas de reciclaje en Kennedy. Al menos uno de esos incendios, al parecer, según denuncias ciudadanas y de líderes a la Comisión Segunda del Senado, se habría originado después de que el dueño se negara a pagar extorsiones.
El modus operandi para a extorsionar a comerciantes, empleados, trabajadoras sexuales, conductores y comunidad en general, va desde panfletos, hasta mensajes y llamadas de WhatsApp, que en muchas ocasiones son realizadas desde las cárceles, incluso en Venezuela.
El actuar criminal del Tren de Aragua no es nada nuevo para las autoridades. La Policía Metropolitana de Bogotá y la Fiscalía General de la Nación han desplegado grandes operativos para golpear a esta y otras estructuras delincuenciales, cuyos integrantes se hacen pasar por el grupo criminal originario de Venezuela.
De hecho, recientemente, un juez de control de garantías impuso medida de aseguramiento privativa de la libertad en centro carcelario a 21 presuntos integrantes de la estructura delictiva autodenominada Tren de Aragua, quienes serían responsables de imponer cuotas extorsivas a los comerciantes y las trabajadoras sexuales en el sector conocido como La 38 y otros puntos de la localidad de Kennedy, en el suroccidente de Bogotá.

De acuerdo con las denuncias recibidas, el Tren de Aragua, al parecer, obligaba a los tenderos a vender estupefacientes y licor adulterado en sus negocios, en medio de amenazas de muerte. Asimismo, definían quiénes y cómo podían ejercer alguna actividad económica en los barrios El Amparo, María Paz, Bellavista y Dindalito, previo pago de diversas sumas de dinero.
Redacción R.S.












